martes, 22 de diciembre de 2015

Turrón y diálisis: ¿se puede comer o es peligroso?

Uno de los productos más populares en estas fechas de Navidad es el turrón; prácticamente no faltará en ninguna casa o en ninguna celebración. Ahora bien, ¿es posible su consumo para las personas que padecen una insuficiencia renal y precisan diálisis?, o por el contrario, ¿entraña riesgo tomarlo?Vamos a verlo a continuación


El contenido de potasio del turrón

El principal problema del turrón viene dado por su contenido en potasio. Aquí, como en la mayoría de productos etiquetados es muy difícil encontrar en el envasado la cantidad exacta de potasio que aporta por ración, ¡Cuando se darán cuenta los fabricantes que los enfermos de diálisis existen y que es fundamental indicar el potasio y fósforo que aporta un producto en el envasado!

No obstante, realizando un ejercicio de búsqueda por internet, encontramos alguna informacíón sobre ello:
- en la página web de Puleva, se informa que el contenido de potasio de 100 gr de turrón es de 209 mgr.
- en la web de laboratorios Rubio sobre contenido de potasio de los alimentos se informa que el turrón de Jijona aporta 282 mgr de potasio por cada 100 gr de producto
- hay que tener en cuenta que en el caso del turrón de chocolate el contenido de potasio será mayor superando los 300 mgr por cada 100 gr de ración.

Por tanto, estamos hablando de un producto que proporciona entre 200 y 300 mgr de potasio por cada 100 gr que se consuma, un poco más en el caso del que lleva chocolate.
Ahora comparemos con algunas frutas y verduras 
- 100 gr de lechuga aportan un cantidad algo mayor (300 mgr de potasio)
- 100 gr de tomate triturado proporcionan el triple de potasio ( casi 1200 mgr)
- 100 gr de plátano nos darán casi 400 mgr de potasio 
Hay que tener en cuenta que una tableta de turrón de Jijona pesa 300 gr, con lo cual es muy difícil que una persona consuma de golpe la tercera parte (que serían 100 gr), es decir, habitualmente se van a consumir pequeñas cantidades.

Consejos sobre su consumo

Desde aquí, por tanto no desaconsejamos el consumo moderado de turrón en estas fechas navideñas. El contenido de potasio que aporta es moderado y las cantidades que se toman suelen ser casi siempre pequeñas. No obstante, como precaución, sería bueno evitar el consumo conjunto de otros productos que pudiesen elevar el potasio (frutos secos, frutas, verduras), para no hacer entre todos, una combinación de alimentos peligrosa por su alto contenido en potasio.

Recomiendo visitar la entrada del blog Cruces contigo en la enfermedad renal, con consejos para alimentación en estas próximas fechas navideñas. 
Puede ser útil también visitar está página web que nos informa del contenido de potasio de diferentes productos navideños y chocolates (consultar aquí y aqui) 

Y,no nos queda más que desear unas felices fiestas a todos y un muy feliz 2016.



lunes, 7 de diciembre de 2015

Sobre el blog: "Crónicas de una enferma crónica"

Recientemente, y de forma bastante casual he descubierto el blog "Crónicas de una enferma crónica" cuya autora es Esther García Schmah. He de decir que me ha gustado mucho tanto los temas tratados, como la forma de abordarlos. Esther ha tenido una enfermedad renal desde muy pequeña, ha pasado por todas las fases de la misma y actualmente ( desde hace muchos años y seguramente para muchísimos más en un futuro) tiene un trasplante renal que le marcha estupendamente.
Pero, más que las cuestiones técnicas de la enfermedad renal (aunque tambien), lo que realmente me ha cautivado del blog es el aspecto humano  y como desde una gran naturalidad, Esther habla de temas como la maternidad o la comunicación con los hijos sobre aspectos de la enfermedad, por poner un ejemplo. Aquí, se nota su formación como psicóloga y pedagoga y en conjunto, da consejos muy útiles para cualquiera que se acerque a su blog.
.En resumen, me parece, muy adecuada su lectura para cualquier persona o familiar que padezca una enfermedad renal, o en general cualquier patología crónica. Se puede acceder desde este enlace

viernes, 27 de noviembre de 2015

¿ Me puedo quedar embarazada si estoy trasplantada de riñón?



La pregunta que da título a esta entrada a buen seguro se la habrán hecho muchas parejas en las que uno de los dos ha recibido un trasplante renal. Tras las primeras semanas semanas o meses y una vez que el organismo se va recuperando de la intervención que supone recibir un trasplante de riñón, poco a poco se van retomando actividades de la vida diaria que quedaban un poco mas limitada en la fase de dialisis ( actividad laboral, viajes, dieta un poco mas libre..) y para muchas parejas ( y dado que que en dialisis es muy difícil quedarse embarazada y en el caso de los hombres es muy frecuente la presencia de disfunciones) será ahora el momento de intentar tener un hijo. Ahora bien, ¿ es seguro?, ¿ qué problemas se pueden tener?



En el caso de los hombres


Si es el hombre quien ha recibido el trasplante, en teoría no habría problemas, pero la realidad es otra. La toma de inmunosupresores, y de otro tipo de medicamentos para disminuir la tensión arterial, hace que sea en ocasiones frecuente la presencia de problemas de esterilidad o de impotencia, aunque en cualquier caso bastante menos que en el caso de la situación de diálisis. Es decir, se mejora aunque sigue siendo relativamente frecuente la presencia de estos problemas. Por ello, la recomendación seria:

- comenzar pasados unos cuantos meses después del trasplante, y en cualquier caso no desesperarse ni obsesionarse con ello en el caso que se tarde en poder concebir un hijo
- en caso que la espera se prolongue mucho, comentarlo al nefrólogo para que derive al urólogo y realizar un adecuado estudio de fertilidad para detectar si existe algún problema, y en su caso si existe alguna posible solución.


En el caso de las mujeres


En el supuesto que sea la mujer la receptora del trasplante renal, el tema es algo más complejo , ya que en el caso de quedarse embarazada su cuerpo va a experimentar una serie de cambios fisiológicos que pueden alterar el transcurso de la enfermedad renal. Pero, no es imposible, solamente hay que hacerlo en el momento adecuado, pasado un cierto tiempo del trasplante, cuando comprobemos que está funcionado bien y siguiendo siempre unos controles y seguimiento muy riguroso. Como normas generales:

* siempre se podrá intentar a partir de los dos años del trasplante
* la creatinina debe ser estable e inferior a 1,5 mg/dl
* la pérdida de proteinas en orina deberá ser menor de 0,5 gr/ día
* la tensión arterial estará siempre muy controlada
* habrá que comunicarlo al nefrologo para que suspenda aquellos inmunosupresores que podrían dañar al feto ( Everolimus, Sirolimus, Micofenolato) o los cambie por otros. También la medicación para bajar la tensión arterial deberá modificarse, evitando la que pueda dar problemas al feto ( ver este enlace)



* una vez se haya logrado quedar embarazada, los controles de tensión arterial y de análisis serán frecuentes y las visitas igualmente también. Se considera un embarazo de riesgo, que habrá que vigilar mucho
No obstante, teniendo en cuenta todas estas precauciones, se puede tener un hijo estando trasplantada y muchas mujeres lo han hecho, con lo cual el motivo de alegría ha sido doble, primero un riñón y al pico tiempo un hijo, ¡ que mas se puede pedir!



Para ampliar la información sobre este tema recomiendo visitar la entrada sobre Trasplante renal y embarazo del blog Cruces contigo en la enfermedad renal escrito por la Dra. Sofía Zarraga. Asimismo, hay testimonios de mujeres que han logrado ser madres con un trasplante renal funcionante. Puede consultarse aquí.

viernes, 30 de octubre de 2015

¿ Qué alimentos son ricos en vitamina D?


En una entrada previa sobre la vitamina D, de junio de 2014, (ver entrada) mencionábamos, como el tomar la luz sol con moderación y evitando las horas de mayor insolación era muy beneficioso para elevar los niveles de vitamina D, que estaban disminuidos en las personas con insuficiencia renal moderada-severa. La consecuencia de esos valores disminuidos es la presencia de huesos muy frágiles, con lo que ante cualquier golpe o caída es muy fácil la aparición de una fractura. Para evitar eso, es muy importante tener unos niveles de vitamina D como minimo entre 15 y 30.



Sin embargo, ahora que en el hemisferio norte nos encontramos mediado el otoño, los días son a menudo nublados y muy cortos, es muy difícil alcanzar valores adecuados de vitamina D, sólo tomando luz solar. Por ello, es muy frecuente que las personas en diálisis deban tomar suplementos de vitamina D en esta época del año. Ahora bien, ¿podemos ayudar a subir esos niveles de forma natural con algún tipo de alimentación?. A continuación hablaremos de ello.


Algunos alimentos ricos en vitamina D

Antes de nada hay que comentar que algunos alimentos que aportan bastante vitamina D, como son cereales enriquecidos, leche de soja.. no son adecuados para personas con insuficiencia renal avanzada o en diálisis, por su elevado aporte en potasio. Por ello, aquí nos centraremos únicamente en los productos que pueden tomar los enfermos que acuden a diálisis.
-         -Aceite de hígado de bacalao. Es el producto que más vitamina D aporta, pero debido a su elevado contenido graso, conviene no abusar de su consumo.
-        - Pescados azules: arenque, caballa, sardina, salmón, atún. Además, los envasados en aceite aportan aun más vitamina D
-         -Huevos. Hay que comerlos enteros o por lo menos la yema, que es la fuente de esta vitamina en el huevo
-        -  Higado de vaca
-          Setas ( en menor cantidad, pero también pueden aportar algo)
-         Leche de vaca o yogures, pero siempre que sean enriquecidas con vitamina D
-          Quesos grasos, como el suizo o el parmesano



Como consejo general: si observamos la lista anterior, todos son productos con un elevado contenido en grasas y colesterol, y algunos de ellos también aportan bastante fósforo,por lo cual, su abuso quizá no sea lo más adecuado para algunas personas que tengan enfermedades cardiacas y para los que tengan problemas de fósforo elevado. Por ello, siempre se debe consultar con nuestro nefrólogo o enfermera sobre la idoneidad o no de consumir dichos alimentos y en caso que se realice, hacerlo siempres con moderación.




viernes, 9 de octubre de 2015

El consumo de alcohol es beneficioso en personas con hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares, ¿mito o realidad?


Muchas veces se comenta en diferentes medios o incluso en las conversaciones de calle aquello que “beber un par de  vinos al dia es muy bueno para las enfermedades del corazón y para la hipertensión”. De hecho, durante algún tiempo algunos cardiólogos lo han introducido entre sus recomendaciones. ¿Qué hay de verdad en ello?, ¿se trata de una de tantas leyendas urbanas o su recomendación tiene base sólida? A continuación, hablaremos de ello.



¿En qué casos no se podría recomendar?

Lo primero que hay que comentar, es que no en todos los casos se puede recomendar el consumo moderado de alcohol, ya que si hay otra enfermedad asociada, podría empeorarse. Por ejemplo, en las personas con insuficiencia renal moderada-avanzada, y por supuesto en diálisis, se desaconseja, ya que estaremos introduciendo gran cantidad de líquido que podría ir a los pulmones, provocando ahogo y una situación peligrosa llamada edema agudo de pulmón . Por tanto, en estos casos si se toma alcohol, es mejor que sea en una cantidad escasísima..



En pacientes con problemas de hígado, tampoco es aconsejable la ingesta de alcohol, ya que la enfermedad hepática podría empeorar de manera importante. Aquí, la recomendación sería: alcohol cero

¿Hay evidencias en hipertensos con enfermedades cardiovasculares?

Recientemente, la Sociedad Española de Hipertensión Arterial ha publicado unas recomendaciones de dieta y estilo de vida (se pueden consultar aquí) para ayudar al control de la hipertensión arterial. Entre esas medidas se encuentran: reducir la ingesta de sal, consumir abundantes frutas y verduras, evitar las grasas, controlar el peso,  realizar actividad física regular, abandonar el tabaco, y consumir alcohol con moderación. Sobre esta última recomendación, se dan los siguientes consejos:
-     Si se consume alcohol, debe ser una bebida fermentada, como vino o cerveza. No hay beneficio en tomarse, por ejemplo whisky, coñac, vodka…
-    El consumo debe ser muy moderado, y más o menos regular. El atracón de fin de semana ( tomarse por ejemplo 7 cervezas en una noche), no sirve para nada, es muy dañino.
- Por supuesto, es imprescindible seguir el resto de recomendaciones para alcanzar algún beneficio con un consumo moderado de alcohol. Si se sigue fumando, y tomamos un par de cervezas al día, pues no estaremos haciendo nada.

Beneficios de la toma moderada de cerveza

En la información publicada en la Sociedad Española de Hipertensión, se hace mucho hincapié en los beneficios que puede producir un consumo moderado de cerveza. Entre ellos están:
-          El aporte abundante de líquido
-          Aporte muy bajo en sodio
-          Aporte elevado de potasio, magnesio y silicio ( útil para problemas de huesos)
-          Aporte de polifenoles, que disminuyen el riesgo de tener un problema cardiovascular ( infarto de miocardio, ictus..)
-    Además, aporta muy pocas calorías y nada de grasa ¡ Es un mito, el que la cerveza en cantidades moderadas, engorde!



¿Cual es la recomendación para un consumo moderado de cerveza y vino diario?

Se recomiendan las siguientes cantidades máximas : unos 25 gr de alcohol en varones y 15 en mujeres, lo cual supone.
-          2-3 cervezas de 200 ml en varones y 1-2 en mujeres
-          1 vaso de 200 ml de vino en varones y 100 ml en mujeres.


Cualquier consumo por encima de esta cantidad sería perjudicial para nuestro organismo.
































miércoles, 30 de septiembre de 2015

¿Qué es el síndrome de robo en una fistula de diálisis?


Hoy hablaremos de  una  complicación que puede aparecer tras realizar la fistula arteriovenosa para dialisis: el síndrome de robo. Afortunadamente, se trata de un situación muy poco frecuente, pero que en caso de presentarse puede producir mucho dolor y molestias  a la persona que lo padece. Sobre en qué consiste este síndrome, cómo reconocerlo y qué se puede hacer par solucionarlo, hablaremos en las siguientes líneas.



¿Por qué se produce?

En una entrada anterior de este blog ya hemos hablado sobre en qué consiste una fistula arteriovenosa para dialisis (ver enlace) . Por recordarlo brevemente, consiste en la union de un arteria y un vena de gran calibre del brazo para crear una súper vena por la que  circule una gran cantidad de sangre y sea al mismo tiempo fácil de pinchar ( ya que la pared de las venas es mas fina que la de las arterias ). De esta manera se puede sacar gran cantidad de sangre, limpiarla y  devolverla depurada a nuestro organismo.
                                                  

Sin embargo, si la cantidad de sangre que realiza el trayecto directo arteria- vena es muy elevada, puede suceder que llegue muy poca a la zona de la mano, con lo que podría aparecer sensación de frialdad, dolor y en casos extremos  úlceras por falta de riego sanguíneo en la mano. Es lo que se conoce como síndrome de robo en una fistula arteriovenosa y su causa es por haber mandado demasiado flujo de sangre a la fistula recién creada impidiendo que llegue suficiente flujo a las últimas regiones del brazo ( mano y dedos)

¿Cómo evitar su aparición ?

Afortunadamente, su aparición es muy rara, entre el 1 y el 5  % de las personas que inician dialisis  presentan algún tipo de robo provocado por la realización de una fistula arteriovenosa. El mayor riesgo se producirá en personas:
-     de edad avanzada
-    diabéticos
-    mujeres
-    problemas previos de circulación en las arterias.
Es mucho mas frecuentes su aparición si se realiza una fistula a nivel del codo que en el caso de realizarse en la muñeca.
Para prevenir su aparición será fundamental la labor del cirujano que realiza la fistula, ya que debe asegurarse que llega suficiente sangre a la regiones más  alejadas del brazo, especialmente en personas de alto riesgo, como son los casos que hemos citado anteriormente.


¿Cómo reconocer el síndrome de robo?

Como hemos señalado anteriormente, este síndrome aparece tras la creación de una fistula,  los síntomas se presentan al poco tiempo, y de forma  tipica empeoran al usar la fistula durante la diálisis. Es decir, una fistula que lleva mucho tiempo realizada es muy raro que comience a dar problemas de robo.
Los síntomas pueden ser:
-    frialdad de la parte del brazo más alejada del cuerpo ( manos y dedos )
-    color azulado de dicha zona
-    dolor que empeora sobre todo durante la  dialisis y mejora muy poco con calmantes
-    hormigueos en la mano
-    aparición de úlceras muy dolorosas, que evolucionan rápido y a veces  se infectan

¿Se puede solucionar?

Una vez sabemos que una persona que acude a dialisis tiene síndrome de robo por la fistula, ¿ qué se puede hacer?. Lo veremos a continuación:
-    en casos muy leves, puede ir mejorando solo, al ir formándose nuevos vasos sanguíneos que lleven sangre a la zona donde falte. Si el dolor es muy leve , la frialdad escasa y no hay ninguna úlcera se puede esperar y podría mejorar de manera espontánea
-    en casos donde hay una afectación moderada, se puede cerrar la fistula de manera parcial para disminuir la cantidad de sangre que marcha directamente de la arteria a la vena y así intentar aumentar el flujo sanguíneo a la mano

-    por ultimo, en casos de mucha afectación, como dolor intenso o úlceras muy importantes, la única solución será cerrar la fistula y valorar realizar otra nueva en el otro brazo o colocar un catéter para realizar la diálisis.


Y, un último consejo, ante cualquier mínimo síntoma, como dolor, frialdad o aparición de ulcera en el brazo de la fistula, comunicárselo rápidamente al medico o la enfermera, para una rápida valoración 

domingo, 6 de septiembre de 2015

Diarrea en personas con trasplante renal

Diarrea en personas con trasplante renal

Una de las complicaciones más frecuentes que se puede presenta en el trasplante renal es la aparición de diarrea. En muchas ocasiones, se trata de molestias leves, pero en otros casos,llega a ser un síntoma muy molesto que imposibilita llevar una vida normal. En la siguiente entrada, hablaremos sobre las causas más frecuentes de este síntoma en personas con trasplante renal y qué se puede hacer para evitarlo.


Diarrea por medicamentos

Una de las causas más frecuentes de diarrea es la producida por medicamentos inmunosupresores ( los que impiden la producción de un rechazo) entre los cuales el Micofenolato es el más implicado. Muchas veces, con la disminución de la dosis administrada es suficiente,  pero en otros casos más rebeldes, obliga a suspender el tratamiento y cambiarse por otro tipo de inmunosupresor. 
Desde mitad de la década pasada está comercializado el ácido Micofenólico , que parece producir menos diarreas que el Micofenolato Mofetil  ( el que se utilizaba hasta entonces) y cuya eficacia en evitar un posible rechazo es similar, por lo que se tiende a utiliza cada vez más el primero.
La diarrea producida por estos medicamentos típicamente no se acompaña de fiebre ni de vómitos, aunque en ocasiones puede ser muy intensa y molesta, impidiendo a la persona que la padece llevar una vida normal



Diarrea por virus (citomegalovirus)

Otra causa relativamente frecuente de diarrea en personas trasplantadas es la producida por un virus llamado citomegalovirus. Este virus  no produce muchos síntomas habitualmente, pero en personas con defensas bajas ( como es en las  primeras fases tras el trasplante) puede ser  producir diarreas importante y acompañando a todo ello, empeoramiento en el funcionamiento del riñón. Por ello, es muy importante iniciar el tratamiento pronto para erradicarlo cuanto antes.
En este caso la diarrea se puede acompañar de fiebre, síntomas catarrales, malestar general... El tratamiento es muy efectivo con medicamentos como Valganciclovir, aunque debe mantenerse entre 3 semanas y 2 meses.

Otras causas de diarrea en trasplantados renales

Al igual que en cualquier otra persona, las infecciones por bacterias como Salmonella, Shigella o Campilobacter, pueden producir diarreas importantes, acompañadas frecuentemente de vómitos y fiebre alta. El problema es que en trasplantados renales, al,estar tomando inmunosupresores para evitar un posible rechazo, la defensas están bajas, con lo que pueden tratarse de afectaciones aun mas  serias. De ahí, que se deba iniciar tratamiento antibiótico ante la más mínima duda, y en ocasiones sea preciso ingresar a la persona para administrarle suero y evitar una posible deshidratación. Afortunadamente,la respuesta al tratamiento suele ser casi siempre excelente.


Consejos generales

Como consejo generales para los personas con trasplante renal, citaremos los siguientes:
-    la mejor medida es la prevención. Si tenemos dudas sobre un alimento, ( por ejemplo un yogur caducado) mejor no consumirlo, tampoco beber agua que no sea embotellada, evitar contacto con personas que tengan una gastroenteritis aguda, y ¡ muy importante!: lavarse bien las manos
-    en caso de aparición de diarrea, no dejar de tomar nunca la medicación inmunosupresora, ya que podríamos provocar un rechazo de consecuencias graves para el funcionamiento del riñón
-    acudir al hospital si la diarrea se acompaña de fiebre, nauseas, vómitos intensos, por si  fuese precisó la administración de suero.
-    en caso de una diarrea leve, pero que se prolonga en el tiempo, comentárselo al nefrólogo, en las revisiones en consulta por si fuese debido a tratamiento con Micofenolato y se pudiese corregir disminuyendo la dosis del medicamento
-    y, un último consejo, es mejor pasarse de precavidos y consultar al especialista por una diarrea que nos preocupa, que no, por hacernos los fuertes tengamos  que lamentarnos  por haber estropeado el funcionamiento del riñón.


viernes, 20 de marzo de 2015

Antiinflamatorios e insuficiencia renal crónica: una combinación muy poco adecuada



En una entrada anterior hemos hablado sobre los efectos negativos que puede producir la toma de antiinflamatorios no esteroideos (AINE) en personas con hipertensión arterial. En esta ocasión nos centraremos en las consecuencias que puede acarrear su consumo en situaciones de insuficiencia renal crónica



Los efectos de los antiinflamatorios sobre el riñón

Como señalábamos en la entrada anterior, los AINE inhiben la producción de algunas sustancias que intervienen en el mecanismo del dolor, como las Prostaglandinas. Ello indudablemente desencadenará un efecto beneficioso, como es el de reducir la sensación de dolor que experimentamos. Pero, dichas sustancias, las Prostaglandinas, también intervienen en mantener un adecuado flujo de sangre a través del riñón, y si se disminuye su efecto, se va a ver alterado el complejo sistema de presiones que permite el buen funcionamiento del riñón, y por tanto la producción de orina. La consecuencia final de ello, va a ser una alteración en el funcionamiento de este órgano, y en algunos casos se desencadenará una insuficiencia renal.
Por resumir mucho, de forma muy simplista, el efecto es como si secáramos el riñón, al no llegar sangre suficiente, al igual que sucede si no regamos una planta.



¿En todos los casos que se tomen antiinflamatorios se va a desencadenar insuficiencia renal?

Afortunadamente, la respuesta a esta pregunta es NO, sino lógicamente estos medicamentos no estarían aprobados para su uso. Volviendo a la comparación con las plantas, en la ciudad de Madrid algunos años no cae una gota de agua desde junio a septiembre y sin embargo las encinas del Monte del Pardo aguantan año tras año el paso del verano. Ahora bien, si probamos a trasplantar cualquier árbol en el mes de junio y no regarlo hasta septiembre, con toda seguridad se secará.
Algo parecido sucede en el riñón. Si su funcionamiento es correcto, no debería pasar nada por tomar antiinflamatorios, ya que otros mecanismos compensadores se encargarán de mantener el flujo de sangre a través de este órgano. Si el lector de este blog no tiene ningún grado de insuficiencia renal y toma habitualmente Ibuprofeno para el dolor de cabeza, le diría que no se preocupase, que puede seguir haciéndolo sin problemas.
Distinto es el caso, si ya hay una insuficiencia renal previa. En este caso, si a un riñón tocado  le disminuimos aún más el flujo de sangre, los efectos inevitablemente serán empeorar la insuficiencia renal que ya existía. Generalmente, al cesar la toma del medicamento, tras unos días se vuelve a recuperar el funcionamiento previo, pero en casos de tomas muy prolongadas el daño puede llegar a ser irreversible.




¿Se pueden tomar antiinflamatorios en trasplante renal?

Ya hemos visto que en situaciones de insuficiencia renal se desaconseja la toma de antiinflamatorios, pero, ¿y en personas que han recibido un trasplante renal y les funciona bien?
En estos casos, en principio tampoco es muy aconsejable su consumo, salvo en casos de extrema  necesidad, por varias razones:
-   es muy raro que el funcionamiento renal llegue a ser el de antes de comenzar el proceso de la enfermedad renal, quedando una insuficiencia renal mínima, que no impide llevar una vida totalmente normal, pero que nos obliga a tener mucho cuidado con la toma de cualquier medicamento que pueda dañarlo (por ejemplo, personas cuya creatinina oscile en torno a 1,3- 1,5 gr/ dl)
-    al trasplantar se pone un único riñón, no dos, por lo que por mucho que intente suplir la función de dos riñones sanos, en ocasiones no llega a hacerlo y el nuevo órgano está efectuando un trabajo extra, es decir actúa como el motor de un coche de carreras, y para evitar que se dañe hay que abstenerse de tomar cualquier medicamento que pueda deteriorarlo.



-   en muchos casos las personas trasplantadas toman bastantes medicamentos, además de los fármacos inmunosupresores (los que se encargan de evitar el rechazo). El introducir un nuevo medicamento (los antiinflamatorios) puede alterar esta equilibrio inestable  y en última instancia aumentar o disminuir los niveles en sangre de los inmunosupresores, produciendo  más efectos secundarios o un mayor riesgo de rechazo.

Por todas esas razones se desaconseja el uso de medicamentos antiinflamatorios en personas trasplantadas con buen funcionamiento renal. Por supuesto, si el trasplante funciona regular y hay un mayor grado de insuficiencia renal, la prohibición de tomar antiinflamatorios es absoluta.



Antiinflamatorios en  diálisis

En el caso de las personas con diálisis peritoneal es frecuente que se mantenga un cierto grado de funcionamiento renal, insuficiente para eliminar las toxinas que se acumulan en nuestro organismo por la insuficiencia renal (de ahí la necesidad de diálisis)  pero que en algunos casos es bastante relevante. Es decir, el riñón es un complemento de la diálisis peritoneal. Pues bien, la toma de antiinflamatorios puede contribuir a eliminar ese pequeño funcionamiento renal, y en consecuencia aumentar la necesidad de más diálisis peritoneal (por ejemplo, incrementando el tiempo de tratamiento por la noche si se usa cicladora, el número de intercambios por el día, o en casos insuficientes obligando a pasar a hemodiálisis). Por todo ello, desaconsejamos el uso de antiinflamatorios en diálisis peritoneal.


En cuanto a la hemodiálisis, si la persona no orinase nada, teóricamente se podrían utilizar estos medicamentos, ya que al no haber nada de funcionamiento renal, no podría estropearse ya nada. El problema es otro efecto frecuente de estos medicamentos: el sangrado digestivo, ya que las personas en diálisis, tienen un mayor riesgo de hemorragia, debido a la propia insuficiencia renal y al  tratamiento con heparina que se precisa para evitar la coagulación de la sangre durante las sesiones de hemodiálisis. Por ello, se recomienda dar estos medicamentos con mucha precaución en las personas en diálisis que no orinen nada, usándolos sólo en casos estrictamente necesarios, durante poco tiempo, y acompañados siempre de un protector de estómago para evitar la posibilidad de una hemorragia digestiva



Conclusiones

Como resumen de todo lo anterior diremos que se desaconseja el uso de antiinflamatorios en cualquier persona con insuficiencia renal, por leve que esta sea. Únicamente tendrían alguna posibilidad de uso en las personas en diálisis que no orinasen nada, pero siempre en periodos de tiempo muy cortos para evitar la posibilidad de un sangrado digestivo.








  

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