En los últimos años, ha habido un pequeño auge de una
técnica de diálisis que permanecía en el olvido desde la década de 1980, es la hemodiálisis
domiciliaria. Consiste en la realización de hemodiálisis en el propio
domicilio, aunque con algunos matices y diferencias sobre la diálisis
“clásica”, la del hospital, que comentaremos a continuación.
Lo primero que diremos es que no se trata de una técnica
nueva, sino que ya se empleaba en la década de 1970. De hecho, según algunos
estudios en 1973 el 30% de los pacientes de Estados Unidos se dializaban
mediante esta técnica (aunque evidentemente ni las máquinas ni el material
tenían nada que ver con el actual). Sin embargo, durante el final de esa
década, comienzos de 1980 la hemodiálisis domiciliaria cayó en el olvido, al
surgir la diálisis peritoneal como modelo de técnica en casa y considerarse
que el resto de pacientes que no podían realizarse ese tipo de diálisis deberían
realizarlo en el hospital o centro de diálisis más cercano. Sin embargo, en la
década pasada, ha habido un resurgir del interés por la hemodiálisis
domiciliaria, ya que, por ejemplo, había personas que deseaban realizarse el
tratamiento en casa, pero en cuyo caso no era posible la diálisis peritoneal
por distintos motivos médicos o técnicos.
Prácticamente desde el inicio de la técnica, en los años 70
se observaron dos tipos de modalidades de hemodiálisis domicilaria:
-
un tipo de diálisis de larga duración que habitualmente
se realizaba durante las horas que la persona estaba dormida ( 6-8 horas). Esta
modalidad predominaba en América del Norte
-
otro tipo con diálisis más cortas de 2-3 horas, pero
más frecuentes ( 5-6 días a la semana), la más utilizada
-
existen experiencias combinando ambos tipos, con
hemodiálisis nocturnas y frecuentes, como las realizadas en el Hospital
Western de Toronto (Canadá)
En general, ambos tipos de modalidades presentan importantes
ventajas, sobre la hemodiálisis convencional que se efectúa en hospital.
Pensemos que al limpiar durante más tiempo o más frecuentemente , nuestra sangre, nos estamos acercando un poco al normal funcionamiento del
riñón, con lo que los beneficios serán evidentes. Entre ellos señalaremos:
-
mejora la supervivencia, como han demostrado algunos
estudios
- mejora el funcionamiento del corazón e impide el
engrosamiento del mismo, comparado con la diálisis convencional
- mejora la eliminación de fósforo, con lo que no se
acumula en exceso, y es necesario tomar menos pastillas para disminuirlo.
-
mejora el control de la anemia
- la persona que se somete a esta técnica percibe una
mejor calidad de vida y siente que toma las riendas de su enfermedad
Inconvenientes de la diálisis domiciliaria
Sin embargo, como todo en la vida, también esta técnica
tiene su punto débil y es el problema de las infecciones, que son un poco más frecuentes a las observadas en personas que acuden a dializarse al hospital. Al
emplearse más frecuentemente la fístula o el catéter, el riesgo de infección
aumenta Aunque hay que indicar que cuando se siguen las medidas de higiene
estrictas, como ponerse mascarillas en la conexión y desconexión, lavarse bien
las manos, tener muy limpia la habitación o el cuarto donde se efectúa la técnica,
las infecciones disminuyen mucho. Por tanto, lo más importante será enseñar a
la persona que va a realizarse la diálisis a coger una buena rutina de
limpieza y cuidado estricto para evitar contaminar la fístula o el catéter.
¿Quién puede realizarse hemodiálisis domiciliaria?
En principio, cualquier persona puede realizar esta técnica
de diálisis, si bien algunas circunstancias particulares la harán poco
aconsejable en casos concretos, como por ejemplo:
-
en personas diabéticas, con muy mal control de cifras de
azúcar, con bajadas y subidas muy frecuentes podría no estar indicada, ya que
pueden ser necesarias medidas para normalizar el azúcar que sólo se pueden
aplicar en el hospital, como administrar sueros con glucosa, o insulinas de
acción rápida.
- igualmente, en aquellas personas que se encuentren muy
inestables durante la sesión de diálisis, con bajadas de tensión, mareos,
vómitos, calambres... es mejor acudir al hospital a dializarse, por lo menos
mientras persista esa situación inestable.
- en aquellos casos de pacientes muy dependientes, que
por problemas de movilidad, vision, o cualquier problema de salud, el
realizarse diálisis en casa, suponga una sobrecarga muy importante para él o
los cuidadores
-
en personas con problemas frecuentes de infecciones de
fístula o catéter
-
en aquellos casos en que realizar hemodiálisis en casa
suponga un estrés muy importante para el paciente, por miedo o inseguridad
Por tanto, si bien los beneficios de la técnica parecen
evidentes, no en todos los casos es recomendable y habrá que ir
individualizando caso por caso. Lo importante es que la persona que tiene que
optar por un determinado tipo de técnica cuando se encuentra en la fase de
insuficiencia renal avanzada sepa que existe esta posibilidad y en qué
consiste, para así poder tomar una decisión adecuada.