domingo, 29 de diciembre de 2013

Una imagen vale más que mil palabras: cómo se realiza la hemodiálisis y la diálisis peritoneal

Una imagen vale más que mil palabras: cómo se realiza la hemodiálisis y la diálisis peritoneal

Revisando la prensa de semanas pasadas, el pasado 3 de Noviembre se publicó un reportaje en el suplemento de salud del diario La Razón sobre el trasplante renal (éste periódico  ya lo  hemos mencionado en varias ocasiones por la labor divulgativa que hace de distintos temas médicos).
En dicho artículo se hablaba de la importancia que tiene la donación de órganos (en la que España es líder mundial) para mejorar la calidad de vida de los enfermos renales. Se mencionaban testimonios de algunos pacientes en los que se reflejaba el cambio importante que sufrieron sus vidas al recibir un riñón y la importancia de cuidarlo y mimarlo una vez trasplantado.



En el texto se habla igualmente de la prevención de las enfermedades renales, la importancia de detectarlas precozmente para evitar llegar al estadío final donde es necesario someterse a diálisis. Para ello es fundamental el control de la tensión arterial, los niveles de azúcar en personas diabéticas, tomar la medicación prescrita por el médico y asistir a las consultas de forma regular. Utilizando un dicho muy común, más vale prevenir que curar.
Además de ello, me parece muy interesante el esquema gráfico que aparecía en el artículo sobre los diferentes métodos de diálisis: tanto la hemodiálisis como la diálisis peritoneal. Recomiendo a las personas que no estén familiarizadas con dichas técnicas y quieran saber en qué consisten, el echar un vistazo a dicho reportaje, ya que, como decíamos al comienzo de esta entrada, una imagen vale más que mil palabras.
El artículo completo del diario La Razón puede consultarse en el siguiente enlace.


















lunes, 16 de diciembre de 2013

¿Cuánto líquido debo beber si padezco insuficiencia renal?


Los pasados 3 y 4 de Diciembre se celebró en Madrid el 3 Congreso Nacional y 1 Internacional sobre Hidratación. Entre las conferencias, destacó la pronunciada por el profesor Ronald J. Maughan de la Universidad de Loughborough (Reino Unido) que versó sobre los peligros de la deshidratación y las consecuencias de la sobrehidratación.
Se presentaron datos de mortalidad de la ola de calor que afectó a Europa Occidental en Agosto de 2003 donde se observó un aumento de la mortalidad muy importante, especialmente, como señaló el profesor Maughan, en grupos de alto riesgo (ancianos, niños y enfermos crónicos). Entre estos últimos, incluiríamos a los pacientes con insuficiencia renal.



Los peligros de la deshidratación

Ante una situación de calor extremo (como sucede de forma habitual en muchas partes del mundo) el organismo experimenta una pérdida de líquido, lo cual estimula en nosotros el mecanismo de la sed, con lo que automáticamente beberemos agua o cualquier otro líquido para reponer el volumen perdido. En situaciones de humedad ambiental alta, la pérdida de líquido va a ser aún mayor y, por tanto, la sensación de sed también.
Pero, en ancianos, niños, o personas con bajo nivel de conciencia (infartos cerebrales, demencias...) el mecanismo pérdida de líquido-sed no es tan eficaz, y son precisamente en ellos en los que hay que tener especial precaución para evitar que se deshidraten. Además, si padecen insuficiencia renal, el problema se agrava, ya que la deshidratación severa podría dañar al riñón ya tocado y deteriorarlo de manera muy importante e irreversible. Por tanto, en situaciones de insuficiencia renal en ancianos, niños, o enfermos crónicos hay que tener mucho cuidado en días de calor extremo insistiendo mucho en la toma de líquidos y alarmándonos si el volumen de orina fuese muy escaso.




Igualmente,  en el caso que la persona pierda líquido por otra causa como vómitos, diarrea, ejercicio intenso con sudoración y además presente insuficiencia renal, habrá que reponer rápidamente el volumen de líquido perdido para evitar un empeoramiento de la enfermedad renal previa.

Los peligros de la sobrehidratación

Sin embargo, la situación contraria, es decir la sobrehidratación o administración de mayor cantidad de líquido, también tiene sus riesgos en los enfermos con insuficiencia renal. Frecuentemente, se le recomienda a las personas con estas enfermedades  la ingesta de elevadas cantidades de agua, lo cual en ocasiones no es tan inocuo, como ya hablábamos en otra entrada,
El principal riesgo es la producción de un edema agudo de pulmón, situación bastante grave, ya que la persona se ahoga. Es lo que comúnmente se conoce como encharcamiento de pulmones. Evidentemente, en una persona con insuficiencia renal leve  y sin ninguna otra enfermedad acompañante el riesgo es nulo y el exceso de líquido va a ser eliminado por los riñones. Es lo que comúnmente pasa cuando tomamos varios refrescos o cervezas si estamos en un bar, de inmediato iremos al servicio a orinar abundantemente.
Pero si además de una insuficiencia renal moderada-avanzada tenemos insuficiencia cardíaca (es decir, mal funcionamiento del corazón) la cosa va a ser diferente, ya que el exceso de líquido se va a quedar en nuestro organismo, provocando edemas (hinchazón de piernas) y en caso más graves disnea (ahogo) y en último extremo el edema agudo de pulmón citado previamente. Por tanto en las personas con insuficiencia cardiaca y renal, hay que ser muy cuidadosos para dar el líquido justo que necesitan, ya que el exceso no puede ser eliminado fácilmente.

En los pacientes en diálisis, por supuesto, como se comentó en una entrada anterior  la restricción de agua ha de ser mucho más estricta, ya que frecuentemente no orinan prácticamente nada. Igualmente, las personas con glomerulonefritis (síndrome nefrótico) también tienen que llevar un control sobre el líquido ingerido ya que tienden a retener gran cantidad produciendo importantes edemas.

Por último, señalaremos otra consecuencia de la sobrehidratación, señaladas por el profesor Maughan en su conferencia. Entre éstas se encuentran: el descenso en los niveles de sodio en sangre (hiponatremia), ya que al ir disuelto en agua, si ésta aumenta sin incrementarse aquel, la proporción disminuirá; es lo que sucede si cuando preparamos  un caldo, si le añadimos agua sin sal, la solución final estará menos salada que al principio. Pues bien, esta situación en los casos más severos puede ser grave al producir trastornos sobre el sistema nervioso central.




Consejos finales

Después de todo lo expuesto anteriormente, a una persona con insuficiencia renal que lea estas líneas le puede surgir la duda, ¿cuanto líquido debo tomar al día para ni pasarme ni quedarme corto? Para responder a esta pregunta, diremos que no hay reglas fijas, pero podemos señalar algunos consejos generales:

- las recomendaciones deben ser individualizadas. No es igual una persona con insuficiencia renal grave prediálisis que otra con enfermedad renal leve, deportista. La primera, quizá no necesite más de 1 litro de agua al día, mientras que la segunda, si además realiza abundante ejercicio físico puede precisar más de 3 litros de líquido diario.
- no debe ser igual la cantidad de líquido ingerido en función de la situación meteorológica. Evidentemente, si nos encontramos en Nueva Delhi a 44ºC y con una humedad relativa de 90% necesitaremos mucho más líquido que si nos hallamos en Madrid en invierno a 10ºC y con una humedad relativa del 40%. En latitudes templadas, en verano debe aumentarse la toma de agua.
- observar el volumen de orina y la concentración de la misma. Si disminuye la cantidad y aparece mucho más densa, puede ser indicativo de deshidratación.
- hacer caso a la sed. Es el mejor indicativo de la necesidad de líquido.
- tener mucho cuidado en ancianos y niños para evitar deshidratación en situaciones de calor extremo,      pérdidas de líquidos por diarreas, vómitos.
- preguntar a su nefrólogo o médico de Atención Primaria sobre las recomendaciones de ingesta de líquido que debe llevar en función de la causa de la insuficiencia renal y el grado de severidad de la misma.













miércoles, 27 de noviembre de 2013

Nota de prensa: más de dos tercios de los pacientes renales tienen riesgo cardiovascular



El pasado 20 de Octubre se publicó en el diario La Razón un artículo en el que se describían los resultados del estudió Cosmos, donde se han estudiado las características de los enfermos que padecen insuficiencia renal tanto en España como en otros países de Europa. Los resultados más llamativos hacían referencia al hecho de que más de 2/3 de los pacientes  estudiados presentaban un riesgo cardiovascular elevado, lo cual dicho de otra manera, quiere decir que tienen una probabilidad muy elevada de tener enfermedades cardíacas (infartos, angina de pecho), de las arterias periféricas (mala circulación en piernas) o cerebrales  (sangrados, infartos...). A pesar de este desolador panorama se puede intentar reducir el riesgo de presentar un problema de este tipo si controlamos el resto de factores cardiovasculares (tener la tensión arterial bien controlada, el colesterol en valores aceptables, suspender el tabaco, tener los niveles de azúcar en niveles óptimos...).
                                              


Podemos establecer una comparación para entenderlo mejor con una tormenta severa. Para que se forme tienen que producirse multitud de circunstancias al mismo tiempo (temperatura del aire cálida, humedad elevada, aire frío en capas superiores de la troposfera, vientos de una determinada dirección....). Imaginemos que la insuficiencia renal es el elemento humedad elevada. Si sólo se produce esta circunstancia y el resto de factores no (demás factores cardiovasculares) a lo sumo veremos algunas nubecillas en el cielo, pero no una fuerte tormenta.

                                       


Por tanto, y como resumen, podríamos decir que es importante saber que la enfermedad renal avanzada produce un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, por lo que habrá que controlar más vigorosamente los otros elementos que influyen en el  desarrollo de estas enfermedades. Como consejos generales:

- no fumar
- moderar el consumo de grasas
- realizar ejercicio físico moderado en la medida de nuestras posibilidades
- controlar la tensión arterial. No tomar sal.

La paradoja de la obesidad

Hemos leído siempre que el sobrepeso es un factor de riesgo cardiovascular. Y sin embargo, no lo he citado en el apartado anterior, ¿por qué?. Lo veremos a continuación.
Como bien se cita en el artículo de prensa,  con el peso en las personas en diálisis sucede algo curioso y es que las personas que menos peso tienen se mueren más. ¿A qué puede ser debido ésto? Probablemente a que estén desnutridos y tengan carencias de proteínas, calorías, vitaminas... Además la insuficiencia renal y la diálisis producen un mayor gasto de energía, con lo cual, si al cuerpo no le metemos suficiente combustible y encima gastamos más, tenemos la explicación de esta aparente  paradoja.

                                 



Cierto es que en muchas ocasiones es alguna circunstancia exterior la que está imposibilitando el que la persona pueda alimentarse correctamente, como por ejemplo una infección muy severa. Pero en estos casos se debe iniciar alimentación extra; bien con suplementos por boca o en los casos más extremos, con alimentación por vena. Todo ello hasta que la persona pueda comer por sí mismo e intentar entonces dar alimentación rica en proteínas y calorías (huevos, pasta, carnes rojas, pescado azul...).


                                   


Y, según todo lo que hemos comentado anteriormente, alguien podría pensar que es beneficiosa la obesidad en los pacientes en diálisis. Como bien  comenta el artículo periodístico es falso, no se ha demostrado ningún beneficio al pasar de un peso normal a un sobrepeso y son conocidos los problemas que provoca sobre los huesos la obesidad  mayor desgaste de articulaciones al soportar más carga).

                                               



Por tanto, y como resumen, diremos que hay que tener mucho cuidado con las pérdidas de peso moderadas-severas en pacientes en diálisis, intentando corregirlas rápidamente y evitar igualmente la obesidad severa, debiendo mantener un índice de masa corporal (IMC) entre 20 y 25.
El artículo completo del diario La Razón puede consultarse en el siguiente enlace 









miércoles, 23 de enero de 2013

El contenido de potasio de los frutos secos: ¡atención en personas con insuficiencia renal crónica avanzada!



Los frutos secos son alimentos de un alto contenido energético que forman parte de la dieta habitual de muchas personas en los países occidentales, bien consumidos de manera aislada o añadidos a otros productos como postres (tartas, pasteles, bollos, yogures) o en diferentes condimentos o salsas en forma de acompañante de carnes y pescados, por ejemplo. Debido al alto valor nutritivo que tienen pueden ser útiles en personas con problemas de desnutrición.
 

Si bien, están disponibles en todas las épocas del año, es en el invierno cuando tradicionalmente su consumo se incrementa, ya que el periodo de recolección de muchos de estos productos son los últimos meses de otoño (en climas templados y fríos).
 
Sin embargo, el consumo de estos alimentos representa un importante problema para las personas con insuficiencia renal crónica avanzada, en particular en diálisis, y es por su alto contenido en potasio, con las posibles consecuencias negativas ocasionadas por la elevación de los niveles en sangre, como ya se ha comentado en anteriores entradas . Es cierto, que las cantidades ingeridas de estos productos no suelen ser elevadas, pero dado que en muchos casos superan con creces el contenido de potasio de las frutas más peligrosas, habrá que tenerlos muy en cuenta como aporte importante de esta sustancia. Así, por ejemplo, el aporte de potasio de 100 gr de pistachos triplica al  del plátano y cudriplica al del kiwi (véase tabla de aporte en la entrada sobre frutas y verduras).

Además, como se ha comentado anteriormente, los frutos secos suelen emplearse como acompañante en multitud de salsas y productos de repostería, desconociendo en este caso la cantidad que contienen (salvo que sean de elaboración propia o venga muy especificada en la etiqueta del envase), con lo que será mejor evitar comer un trozo de una tarta de nueces, pastel de almendras o ensalada de anacardos que nos ofrezcan, ya que es posible que de ello se derive una importante elevación de los niveles de potasio.
Como regla general, y a modo de resumen, es mejor evitar el consumo de todo tipo de frutos secos en pacientes con insuficiencia renal crónica avanzada, tanto de manera aislada como añadidos a otros alimentos. En la siguiente tabla se especifican la cantidad aportada por 100 gr de los frutos secos más comunes.

 

 

FRUTOS SECOS
APORTE DE POTASIO (en mg por cada 100 gr de alimento)
Almendras
690
Avellanas
618
Cacahuetes
777
Nueces
552
Piñones
900
Pistachos
1002
Castañas
500
Anacardos
660

 


 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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