Los pasados 3 y 4 de Diciembre se celebró en Madrid el 3 Congreso Nacional y 1
Internacional sobre Hidratación. Entre las conferencias,
destacó la pronunciada por el profesor
Ronald J. Maughan de la Universidad de Loughborough (Reino Unido) que versó sobre los peligros de la deshidratación y las consecuencias de la sobrehidratación.
Se presentaron datos de mortalidad de la ola
de calor que afectó a Europa Occidental en Agosto
de 2003 donde se observó un aumento de la mortalidad muy
importante, especialmente, como señaló el profesor Maughan, en grupos de alto
riesgo (ancianos, niños y enfermos crónicos). Entre estos últimos, incluiríamos a los pacientes con insuficiencia renal.
Los peligros de la deshidratación
Ante una situación de calor extremo (como sucede de forma habitual en muchas partes del
mundo) el organismo experimenta una pérdida de líquido, lo cual estimula en
nosotros el mecanismo de la sed, con lo que automáticamente beberemos agua o cualquier otro líquido para reponer el volumen perdido. En situaciones de humedad
ambiental alta, la pérdida de líquido va a ser aún mayor y, por tanto, la sensación de sed también.
Pero, en ancianos, niños, o personas con bajo nivel de conciencia (infartos cerebrales, demencias...) el mecanismo
pérdida de líquido-sed no es tan eficaz, y son precisamente en ellos en los que
hay que tener especial precaución para
evitar que se deshidraten. Además, si
padecen insuficiencia renal, el problema se agrava, ya que la deshidratación severa podría dañar al riñón ya tocado y deteriorarlo de manera muy
importante e irreversible. Por tanto, en situaciones de insuficiencia renal
en ancianos, niños, o enfermos crónicos hay que tener mucho cuidado en días de calor extremo insistiendo mucho en la
toma de líquidos y alarmándonos si el
volumen de orina fuese muy escaso.
Igualmente,
en el caso que la persona pierda líquido por otra causa como vómitos,
diarrea, ejercicio intenso con sudoración y además presente insuficiencia renal, habrá que reponer rápidamente el volumen de líquido perdido para evitar un empeoramiento de la enfermedad renal previa.
Los peligros de la sobrehidratación
Sin embargo, la situación contraria, es decir la sobrehidratación o administración de mayor cantidad de líquido,
también tiene sus riesgos en los enfermos con insuficiencia renal. Frecuentemente, se
le recomienda a las personas con estas enfermedades la ingesta de elevadas cantidades de agua, lo
cual en ocasiones no es tan inocuo, como ya hablábamos en otra entrada,
El principal riesgo es la producción de un edema agudo de pulmón, situación bastante grave, ya que la persona se ahoga. Es lo que comúnmente se conoce como encharcamiento de pulmones. Evidentemente, en
una persona con insuficiencia renal leve y sin ninguna otra enfermedad acompañante el riesgo es nulo y el exceso de líquido va a ser eliminado por los riñones. Es lo que comúnmente pasa cuando tomamos
varios refrescos o cervezas si estamos en un bar, de inmediato iremos al
servicio a orinar abundantemente.
Pero si además de una insuficiencia renal moderada-avanzada tenemos insuficiencia
cardíaca (es decir, mal
funcionamiento del corazón) la cosa va a ser diferente,
ya que el exceso de líquido se va a quedar en nuestro
organismo, provocando edemas (hinchazón de piernas) y en caso más graves
disnea (ahogo) y en último extremo el edema agudo de
pulmón citado previamente. Por
tanto en las personas con insuficiencia cardiaca y renal, hay que ser muy
cuidadosos para dar el líquido
justo que necesitan, ya que el exceso no puede ser eliminado fácilmente.
En los pacientes en diálisis, por supuesto, como se comentó en una entrada anterior la
restricción de agua ha de ser mucho más estricta, ya que frecuentemente no orinan
prácticamente nada. Igualmente, las
personas con glomerulonefritis (síndrome nefrótico) también tienen que llevar un control
sobre el líquido ingerido ya que tienden a
retener gran cantidad produciendo importantes edemas.
Por último, señalaremos otra consecuencia de la
sobrehidratación, señaladas por el profesor Maughan en su conferencia. Entre éstas se encuentran: el descenso en los
niveles de sodio en sangre (hiponatremia), ya que al ir disuelto en agua, si ésta aumenta sin incrementarse aquel, la
proporción disminuirá; es lo que sucede si cuando preparamos un caldo, si le añadimos agua sin sal, la solución final estará menos salada que al principio. Pues bien, esta situación en los
casos más severos puede ser grave al
producir trastornos sobre el sistema nervioso central.
Consejos finales
Después de todo lo expuesto anteriormente, a una persona con insuficiencia
renal que lea estas líneas le puede surgir la duda, ¿cuanto líquido debo tomar al día para ni
pasarme ni quedarme corto? Para responder a esta pregunta, diremos que no hay
reglas fijas, pero podemos señalar algunos consejos generales:
- las recomendaciones deben ser
individualizadas. No es igual una persona con insuficiencia renal grave prediálisis que otra con enfermedad renal leve,
deportista. La primera, quizá no necesite más de 1 litro de agua al día, mientras que la segunda, si además realiza abundante ejercicio físico puede precisar más de 3 litros de líquido diario.
- no debe ser igual la cantidad de líquido ingerido en función de la situación meteorológica. Evidentemente, si nos
encontramos en Nueva Delhi a 44ºC y con una humedad relativa de 90%
necesitaremos mucho más líquido que si nos hallamos en Madrid en invierno a 10ºC y con una
humedad relativa del 40%. En latitudes templadas, en verano debe aumentarse la
toma de agua.
- observar el volumen de orina y la
concentración de la misma. Si disminuye la
cantidad y aparece mucho más densa, puede ser indicativo de
deshidratación.
- hacer caso a la sed. Es el mejor indicativo
de la necesidad de líquido.
- tener mucho cuidado en ancianos y niños para evitar deshidratación en situaciones de calor extremo, pérdidas de líquidos por diarreas, vómitos.
- preguntar a su nefrólogo o médico de Atención Primaria sobre las recomendaciones
de ingesta de líquido que debe llevar en función de la causa de la insuficiencia renal y el
grado de severidad de la misma.
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