El pasado 20 de Octubre se publicó en el diario La Razón un artículo en el que se describían los
resultados del estudió Cosmos, donde se han estudiado
las características de los enfermos que
padecen insuficiencia renal tanto en España como en otros países de Europa. Los resultados más llamativos hacían referencia al hecho de que más de 2/3 de los pacientes
estudiados presentaban un riesgo cardiovascular elevado, lo cual dicho
de otra manera, quiere decir que tienen una probabilidad muy elevada de tener
enfermedades cardíacas (infartos, angina de
pecho), de las arterias periféricas (mala circulación en piernas) o cerebrales (sangrados,
infartos...). A pesar de este desolador panorama se puede intentar reducir el
riesgo de presentar un problema de este tipo si controlamos el resto de
factores cardiovasculares (tener la tensión arterial bien controlada, el colesterol en valores aceptables,
suspender el tabaco, tener los niveles de azúcar en niveles óptimos...).
Podemos establecer una comparación para entenderlo mejor con una tormenta
severa. Para que se forme tienen que producirse multitud de circunstancias al
mismo tiempo (temperatura del aire cálida,
humedad elevada, aire frío en capas superiores de la
troposfera, vientos de una determinada dirección....). Imaginemos que la insuficiencia renal es el elemento humedad
elevada. Si sólo se produce esta circunstancia
y el resto de factores no (demás
factores cardiovasculares) a lo sumo veremos algunas nubecillas en el cielo, pero no una fuerte tormenta.
Por tanto, y como resumen, podríamos decir que es importante saber que la
enfermedad renal avanzada produce un mayor riesgo de enfermedades
cardiovasculares, por lo que habrá que controlar más
vigorosamente los otros elementos que influyen en el desarrollo de estas enfermedades. Como consejos generales:
- no fumar
- moderar el consumo de grasas
- realizar ejercicio físico moderado en la medida de nuestras
posibilidades
- controlar la tensión arterial. No tomar sal.
La paradoja de la obesidad
Hemos leído siempre que el sobrepeso es un factor de riesgo cardiovascular. Y sin embargo, no lo he citado en el apartado anterior, ¿por qué?. Lo veremos a continuación.
Como bien se cita en el artículo de prensa, con el peso en las personas en diálisis sucede algo curioso y es que las
personas que menos peso tienen se mueren más. ¿A qué puede ser debido ésto? Probablemente a que estén desnutridos y tengan carencias de proteínas, calorías, vitaminas... Además la
insuficiencia renal y la diálisis producen un mayor gasto de
energía, con lo cual, si al cuerpo no
le metemos suficiente combustible y encima gastamos más, tenemos la explicación de esta
aparente paradoja.
Cierto es que en muchas ocasiones es alguna
circunstancia exterior la que está imposibilitando el que la persona pueda
alimentarse correctamente, como por ejemplo una infección muy severa. Pero en estos casos se debe
iniciar alimentación extra; bien con suplementos por
boca o en los casos más extremos, con alimentación por vena. Todo ello hasta que la persona
pueda comer por sí mismo e intentar entonces dar
alimentación rica en proteínas y calorías (huevos, pasta, carnes rojas, pescado azul...).
Y, según todo lo que hemos comentado anteriormente, alguien podría pensar que es beneficiosa la obesidad en los
pacientes en diálisis. Como bien comenta el artículo periodístico es falso, no se ha demostrado ningún beneficio al pasar de un peso normal a un sobrepeso y son conocidos
los problemas que provoca sobre los huesos la obesidad mayor desgaste de
articulaciones al soportar más carga).
Por tanto, y como resumen, diremos que hay
que tener mucho cuidado con las pérdidas de peso moderadas-severas en pacientes en diálisis, intentando corregirlas rápidamente y evitar igualmente la obesidad
severa, debiendo mantener un índice
de masa corporal (IMC) entre 20 y 25.
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