domingo, 28 de mayo de 2017

¿Por qué sube el colesterol tras un trasplante renal?


Una de las complicaciones más frecuentes que pueden presentar las personas que se someten a un trasplante renal es la presencia de niveles elevados de colesterol y triglicéridos en sangre. En esta entrada hablaremos un poco sobre las causas que pueden provocarlo, las consecuencias que pueden derivarse de ello y qué podemos hacer para normalizar los niveles de lípidos (grasas) en sangre.


Causas que pueden provocar el aumento de colesterol y triglicéridos

Como hemos comentado en anteriores entradas de este blog, en el trasplante renal es necesario tomar unos medicamentos llamados inmunosupresores, que se encargan de evitar un rechazo, y que por tanto, nuestro cuerpo destruya el nuevo riñón, que reconoce como extraño. Sin embargo, estos fármacos, tienen desgraciadamente muchos efectos secundarios, y entre ellos uno de los más frecuentes es la subida en los niveles de colesterol y triglicéridos. Así:
-          La prednisona, puede incrementar los lípidos de manera importante. En las primeras semanas del trasplante las dosis son muy elevadas y lentamente se van bajando hasta poder suspenderse en algunos casos
-          Tacrolimus y Ciclosporina podrían tener un ligero efecto en aumentar estos valores:
-          Pero, sin ninguna duda son Rapamicina (Sirolimus) y Everolimus los medicamentos que más potencia tienen en aumentar los lípidos en sangre, de tal modo, que en algunas ocasiones es preciso suspender este tratamiento y modificarlo por otro, cuando los valores se disparan y no se pueden controlar con la medicación habitual.


Otro factor que influye en el aumento de grasas es la tendencia que se observa en el periodo justo inmediato al trasplante de ganar peso. En esto, de nuevo influyen muchos factores, como son  la medicación (sobre todo la prednisona), el reposo tras la operación, la sensación de encontrarse con una dieta más libre que en diálisis y el poder comer de todo… En cualquier caso, la ganancia de peso, entre otros muchos efectos negativos provoca un aumento proporcional en  los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre.

Por último, hay que tener en cuenta que las personas trasplantadas frecuentemente toman gran cantidad de medicamentos distintos de los inmunosupresores, entre los que están: fármacos para disminuir la tensión arterial, para el corazón, diuréticos (para aumentar el volumen de la orina), que contribuyen a elevar la grasa de nuestro organismo. Así pues, parece que no hay una única causa, sino la suma de muchas.

Consecuencias posibles de la elevación de niveles de colesterol y triglicéridos

En las personas trasplantadas una de las principales causas de muerte son las enfermedades cardiovasculares (infartos de miocardio, anginas de pecho, infartos cerebrales…). Pues bien, los valores elevados de colesterol y triglicéridos  pueden provocar la aparición de estas enfermedades, junto con otros muchos factores, entre  los que se encuentran: el tabaco, la tensión arterial elevada, la diabetes, obesidad, sedentarismo. Por tanto, si controlamos el colesterol estaremos ayudando a reducir el riesgo de sufrir en un futuro una enfermedad cardiovascular.

Como podemos reducir el colesterol y los triglicéridos

Una vez comentadas las consecuencias negativas de los valores elevados de colesterol y triglicéridos, veremos qué podemos hacer para reducirlos:
-          Lo primero será comenzar con dieta. Si tenemos alguna restricción de potasio o de azúcar, deberemos amoldarnos a dichas recomendaciones, pero como regla general se deberá potenciar el consumo de frutas y verduras (vigilando si hay restricción de potasio), disminuir el consumo de grasas en especial saturadas (bollería, productos industriales, precocinados, dulces..) y reforzar el consumo de fibras. Se debe usar aceite de oliva para cocinar, en lugar de aceite de girasol o mantequilla.

-      En paralelo a la dieta, debe ir el aumento de actividad física (teniendo en cuenta que en el periodo inmediato al trasplante no se debe hacer ninguna actividad física) y que a las pocas semanas si la herida evoluciona bien, se podrá iniciar progresivamente  alguna actividad suave. Es preferible siempre una actividad aeróbica como andar, correr, montar en bicicleta, nadar, o ejercicios más relajados como yoga o tai-chi. La clave es la regularidad, no sirve de nada hacerse 30 km en bici si hasta el mes siguiente no se vuelve a coger la bicicleta, será mucho mejor andar todos los días una hora.


-          Si con las anteriores medidas no se controla el colesterol y/o los triglicéridos es el momento de añadir medicamentos. Los más utilizados son las estatinas (Atorvastatina, Simvastatina; Fluvastatina, Pitavastatina, Rosuvastatina...). Son medicamentos seguros, pero en ocasiones cuando se emplean a dosis elevadas pueden producir dolores en los músculos (sobre todo en las piernas), que obligan a suspenderlos. En caso que no se pueda dar ese tratamiento o haya que asociar otro medicamento a las estatinas, se podría utilizar Ezetimibe, pero su potencia es un poco más baja.
En cualquier caso, aunque tengamos un tratamiento con medicamentos para normalizar las grasas, siempre debemos hacer además dieta y ejercicio físico y no pensar que al tomar una pastilla ya no tenemos que hacer nada, ya que si no el tratamiento no será efectivo. 















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miércoles, 26 de abril de 2017

El aporte de magnesio en trasplantados renales

El magnesio es un mineral presente en el organismo, que abunda dentro de los huesos ( donde se encuentran más de la mitad de las reservas del organismo) y en el interior de nuestras células, donde realiza diferentes funciones metabólicas. Tan sólo el 1% se encuentra fuera de estos compartimentos, siendo éstos los niveles que se miden cuando se efectúan unos analísis para ver los valores de magnesio.
Es, por tanto, un mineral de suma importancia, para el buen funcionamiento del hueso y en general, de todas nuestras células. Sin embargo, puede verse alterados sus niveles en situaciones de insuficiencia renal crónica, especialmente en personas que se han sometido a un trasplante de riñón.


Niveles de magnesio en insuficiencia renal crónica


En situaciones de insuficiencia renal crónica avanzada, es raro la presencia de niveles bajos de magnesio (hipomagnesemia), siendo más frecuente la presencia de valores algo más elevados de lo normal, aunque no suele haber problemas de toxicidad. Por ello, no suele ser necesario el aumentar el aporte diario de magnesio, sino lo contrario restringirlo ligeramente (al igual que el de potasio).
Situación distinta es en el caso del trasplante renal. Aquí, es frecuente la presencia de niveles bajos de magnesio, especialmente en los primeros meses del trasplante. Este hecho puede ser debido a distintas causas:
-          el uso de diuréticos (medicamentos que aumentan el volumen de la orina), ya que entre los efectos secundarios que pueden producir estos fármacos se encuentra el descenso en los valores de magnesio
-          el incremento en el volumen de orina que sucede al empezar a funcionar el nuevo riñón trasplantado. Este hecho por sí solo es capaz de producir hipomagnesemia
-     la utilización de algunos medicamentos inmunosupresores (antirrechazo), como la  Ciclosporina, pueden contribuir a la disminución de los valores de magnesio.

Por todo ello, puede ser frecuente la necesidad de dar suplementos de magnesio en estos casos, para mantener unos niveles adecuados. En caso de descenso de los valores muy acusado, puede aparecer debilidad muscular, descenso en los niveles de calcio, y en casos extremos alteraciones en el ritmo del corazón, por lo que es conveniente vigilar este parámetro.

Alimentos ricos en magnesio


En esta situación podría ser de utilidad, además de tomar los suplementos de magnesio que haya pautado el nefrólogo, el consumir alimentos ricos en magnesio, aunque hay que tener en cuenta que debemos hacerlo siguiendo una serie de precauciones básicas, entre las que se encuentran:
-            consultar siempre al nefrólogo antes de empezar una dieta rica en magnesio
-          hay que tener en cuenta que muchos de estos alimentos son ricos en potasio, por lo que deberán evitarse en caso de presentar valores elevados de potasio ( hiperpotasemia)
-          tener en cuenta que la ingesta diaria promedio de magnesio es de unos 360 mgr, se recomienda no sobrepasar los 400 mgr .

Entre los alimentos que más magnesio aportan se encuentran los siguientes:

ALIMENTO

CONTENIDO DE MAGNESIO ( mgr por cada 100gr de producto)
Caracoles
250
Caviar
300
Semillas de calabaza
534
Almendras
275
Anacardos
258
Piñones
234
Nueces
202
Cacahuetes
102
Arroz
143
Acelgas
81
Espinacas
79
Higo chumbo
85
Leche en polvo descremada
110
Leche en polvo entera
85
Gambas
75
Viera
56
Avellanas
163
Pistachos
120
Pan de trigo
86
Judías blancas
63
Alcachofas
60
Queso parmesano
50






viernes, 14 de abril de 2017

El fósforo oculto de los alimentos

En anteriores entradas de este blog hemos hablado sobre las consecuencias derivadas de los niveles elevados de fósforo en personas con insuficiencia renal crónica y los alimentos ricos en esta sustancia y que por tanto deberán ser evitados su consumo. Hoy hablaremos sobre el fósforo que se encuentra en algunos alimentos procesados, ya que constituyen una importante fuente de aporte, es lo que se conoce como fósforo oculto 

Observar el etiquetado de productos


Con esta sencilla acción: mirar el etiquetado de productos, podremos identificar gran cantidad de alimentos procesados o elaborados, que en su composición presentan algún elemento rico en fósforo. Entre los alimentos, que habrá que vigilar con especial cuidado se encuentran:
-          bebidas refrescantes con burbujas

-          productos precocinados (por ejemplo, pizzas, pasta preparada...)
-          productos de bolleria y pasteleria industrial

-          salsas y condimentos
-          fiambres, carne preparad, embutidos, patés
-          productos lácteos preparados
-          golosinas
-          y, en general cualquier alimento elaborado, envasado.

Sustancias a evitar que aparecen en el etiquetado de los alimentos


Dentro de los elementos que aparecen en le etiquetado y que son ricos en fósforo, encontramos los siguientes:
1) Antioxidantes.
-          E332 Lecitinas
-          E338 Ácido fósfórico
-          E339 Fosfatos
-          E340 Fosfatos
-          E341 Fosfatos
-          E343 Fosfatos

2) Estabilizantes
-          E442 Fosfátido de amonio
-          E450 Difosfato
-          E451 Trifosfato
-          E452 Polifosfato
-          E451 Fosfato ácido

3) Potenciadores del sabor
-          E626 Guanilatos
-          E635 Ribonucleótidos


Como regla general, habrá que evitar consumir cualquier alimento que lleve en su etiquetado cualquiera de estas sustancias si se padece un problema de niveles de fósforo elevado. Especialmente importante es el consumo excesivo de bebidas de cola, que son ricas en ácido fosfórico, y suponen aporte muy significativo de fósforo.

Y, como último consejo, si podemos consumir alimentos frescos, no envasados, será mucho mejor. Es preferible comprar carne fresca de la carnicería, y no un producto ya envasado, o comer una pizza casera y no una ya preparada, y unas magdalenas caseras serán siempre más recomendable que un desayuno a base de bollería industrial. 

domingo, 12 de marzo de 2017

Hemodiálisis en casa: cuándo, cómo y para quién.



En los últimos años, ha habido un pequeño auge de una técnica de diálisis que permanecía en el olvido desde la década de 1980, es la hemodiálisis domiciliaria. Consiste en la realización de hemodiálisis en el propio domicilio, aunque con algunos matices y diferencias sobre la diálisis “clásica”, la del hospital, que comentaremos a continuación.


 Historia de la hemodiálisis domiciliaria

Lo primero que diremos es que no se trata de una técnica nueva, sino que ya se empleaba en la década de 1970. De hecho, según algunos estudios en 1973 el 30% de los pacientes de Estados Unidos se dializaban mediante esta técnica (aunque evidentemente ni las máquinas ni el material tenían nada que ver con el actual). Sin embargo, durante el final de esa década, comienzos de 1980 la hemodiálisis domiciliaria cayó en el olvido, al surgir la diálisis peritoneal como modelo de técnica en casa y considerarse que el resto de pacientes que no podían realizarse ese tipo de diálisis deberían realizarlo en el hospital o centro de diálisis más cercano. Sin embargo, en la década pasada, ha habido un resurgir del interés por la hemodiálisis domiciliaria, ya que, por ejemplo, había personas que deseaban realizarse el tratamiento en casa, pero en cuyo caso no era posible la diálisis peritoneal por distintos motivos médicos o técnicos.

Actualmente, la situación es muy variable entre unos paises y otros, ya que si bien por ejemplo, en Australia o en Nueva Zelanda suponen un 20 o 30% del total de personas que se dializan, en otros casos como en Portugal, Grecia o Rusia no suponen ni el 1%, según datos de 2013. En España, si bien al comienzo de la década actual el porcentaje era testimonial, ha habido un incremento en los últimos años, aunque muy lejos de australianos o neozelandeses.


 Modalidades de hemodiálisis domiciliaria

Prácticamente desde el inicio de la técnica, en los años 70 se observaron dos tipos de modalidades de hemodiálisis domicilaria:
-          un tipo de diálisis de larga duración que habitualmente se realizaba durante las horas que la    persona estaba dormida ( 6-8 horas). Esta modalidad predominaba en América del Norte
-          otro tipo con diálisis más cortas de 2-3 horas, pero más frecuentes ( 5-6 días a la semana), la más utilizada
-          existen experiencias combinando ambos tipos, con hemodiálisis nocturnas y frecuentes, como las realizadas en el Hospital Western de Toronto (Canadá)

 Ventajas de la hemodiálisis domiciliaria

En general, ambos tipos de modalidades presentan importantes ventajas, sobre la hemodiálisis convencional que se efectúa en hospital. Pensemos que al limpiar durante más tiempo o más frecuentemente , nuestra sangre, nos estamos acercando un poco al normal funcionamiento del riñón, con lo que los beneficios serán evidentes. Entre ellos señalaremos:
-          mejora la supervivencia, como han demostrado algunos estudios
-        mejora el funcionamiento del corazón e impide el engrosamiento del mismo, comparado con la diálisis convencional
-        mejora la eliminación de fósforo, con lo que no se acumula en exceso, y es necesario tomar menos pastillas para disminuirlo.
-          mejora el control de la anemia
-        la persona que se somete a esta técnica percibe una mejor calidad de vida y siente que toma las riendas de su enfermedad


 Inconvenientes de la diálisis domiciliaria

Sin embargo, como todo en la vida, también esta técnica tiene su punto débil y es el problema de las infecciones, que son un poco más frecuentes a las observadas en personas que acuden a dializarse al hospital. Al emplearse más frecuentemente la fístula o el catéter, el riesgo de infección aumenta Aunque hay que indicar que cuando se siguen las medidas de higiene estrictas, como ponerse mascarillas en la conexión y desconexión, lavarse bien las manos, tener muy limpia la habitación o el cuarto donde se efectúa la técnica, las infecciones disminuyen mucho. Por tanto, lo más importante será enseñar a la persona que va a realizarse la diálisis a coger una buena rutina de limpieza y cuidado estricto para evitar contaminar la fístula o el catéter.

¿Quién puede realizarse hemodiálisis domiciliaria?

En principio, cualquier persona puede realizar esta técnica de diálisis, si bien algunas circunstancias particulares la harán poco aconsejable en casos concretos, como por ejemplo:
-          en personas diabéticas, con muy mal control de cifras de azúcar, con bajadas y subidas muy frecuentes podría no estar indicada, ya que pueden ser necesarias medidas para normalizar el azúcar que sólo se pueden aplicar en el hospital, como administrar sueros con glucosa, o insulinas de acción rápida.
-      igualmente, en aquellas personas que se encuentren muy inestables durante la sesión de diálisis, con bajadas de tensión, mareos, vómitos, calambres... es mejor acudir al hospital a dializarse, por lo menos mientras persista esa situación inestable.
-          en aquellos casos de pacientes muy dependientes, que por problemas de movilidad, vision, o cualquier problema de salud, el realizarse diálisis en casa, suponga una sobrecarga muy importante para él o los cuidadores
-          en personas con problemas frecuentes de infecciones de fístula o catéter
-          en aquellos casos en que realizar hemodiálisis en casa suponga un estrés muy importante para el paciente, por miedo o inseguridad


Por tanto, si bien los beneficios de la técnica parecen evidentes, no en todos los casos es recomendable y habrá que ir individualizando caso por caso. Lo importante es que la persona que tiene que optar por un determinado tipo de técnica cuando se encuentra en la fase de insuficiencia renal avanzada sepa que existe esta posibilidad y en qué consiste, para así poder tomar una decisión adecuada. 






sábado, 4 de febrero de 2017

¿Qué es el sindrome de piernas inquietas y por qué puede afectar en situaciones de insuficiencia renal crónica?


Uno de los síntomas más desconocidos, pero no por ello menos frecuente que pueden afectar a las persona afectadas de insuficiencia renal crónica avanzada, es el síndrome de piernas inquietas. En muchas ocasiones, debido a su desconocimiento, los síntomas no se tratan y pueden llegar a ser realmente invalidantes, al producir ansiedad, trastornos del sueño, cansancio durante el dia, y, en general, empeoramiento significativo de la calidad de vida de la persona afectada por este síndrome. En las próximas líneas hablaremos sobre en qué consiste y que tratamientos hay para solucionarlo.



¿En qué consiste el síndrome de piernas inquietas?

Lo primero que hay que decir es que no se trata de una situación exclusiva de las personas que acuden a diálisis, ya que se puede presentar en personas sin insuficiencia renal, aunque es relativamente frecuente en enfermedad renal crónica avanzada.
En general, dos son los síntomas principales en este síndrome,
-          necesidad de mover las piernas, debido a sensaciones molestas en la parte más baja de las mismas, en muchos casos referido como calor, dolor, hormigueo o simplemente inquietud.. La única forma de mitigar o aliviar esos síntoma es con el  constante movimiento de las piernas
-          insomnio, provocado por el movimiento constante de las piernas durante el sueño. En el caso de los enfermos en diálisis, suele ser más frecuente el día que han acudido al hospital a dializarse, aunque no siempre es así. Lo que suele ser prácticamente común es el empeoramiento de todos los síntomas por la noche, con lo que la calidad del sueño suele ser muy mala

Al no poder descansar bien durante la noche, se entra en una espiral de ansiedad, cansancio extremo, falta de energía y, en definitiva, empeoramiento importante de la calidad de vida de la persona que lo sufre.


 Causas del síndrome de piernas inquietas

En cuanto a la causa de este síndrome, se cree que es debido a la presencia de tóxicos que no se limpian del organismo en situaciones de insuficiencia renal crónica avanzada, lo cual provoca el déficit de un neurotransmisor llamado dopamina. Los neurotransmisores son unas sustancias que intervienen en la transmisión de los impulsos eléctricos a través de los nervios, Por ello, al no funcionar  adecuadamente se producen en este casos esas extrañas sensaciones que obligan al movimiento continuo de las piernas. Es, como si en una instalación eléctrica tuviéramos constantemente una cable que estuviera produciendo un cortocircuito.

¿Cómo se trata?

Una vez hemos conocido en qué consiste este síndrome, a continuación veremos qué se puede hacer para corregirlo. El primer paso, será siempre aplicar medidas no farmacológicas, es decir, medidas sencillas, pero que pueden contribuir a mejorar los síntomas y la calidad del sueño. Entre estas medidas están:

 evitar consumir cafeína, excitantes y alcohol, especialmente en las últimas  horas  de la tarde y justo antes de acostarnos


-evitar cenas copiosas. Todos hemos sentido como después de una cena demasiado abundante es más difícil conciliar el sueño y estamos más intranquilos. Si además hemos bebido algo de alcohol, los efectos se multiplican.

-realizar ejercicio físico durante el día de forma regular, preferentemente aeróbico ( correr, nadar, andar, montar en bicicleta), pero no justo antes de ir a la cama, ya que eso nos activaría y dificultaría conciliar el sueño
- dejar de fumar, y por supuesto, no consumir drogas de ningún tipo.



- podria ser útil recibir masajes sobre las piernas

Cuando las medidas anteriores no han funcionado, es necesario recurrir al empleo de medicamentos para tratar de corregir los síntomas. Entre los más utilizados se encuentran:
-          Pramipexol, aunque teóricamente no se podría usar en diálisis, a dosis muy bajas es bien tolerado y muy eficaz en controlar los síntomas del síndrome de piernas inquietas
-          Ropirinol, este medicamento, al igual que el anterior es también muy eficaz en el manejo de este síndrome. Al igual que en el caso anterior, debemos emplear dosis muy bajas. Ambos medicamentos actúan sobre el metabolismo de la dopamina, sustancia que estaba alterada, como vimos en el apartado anterior, en estos casos.
-          Antes de la aparición de estos medicamentos se empleaba Clonacepam, sin embargo su eficacia es mucho menor y a menudo produce sueño
-          Gabapentina es otro fármaco que se ha empleado en estos casos, con eficacia
-          En casos de ausencia de respuesta a ningún tratamiento se podría valorar el tratamiento con opiáceos, si bien sus efectos secundarios son muy importantes.



 Una cosa muy importante es saber identificar bien el síndrome para poder poner un tratamiento adecuado, ya que en muchos casos podemos pensar que se trata de un insomnio rebelde que no responde a ningún medicamento. Por ello, es fundamental , comunicar bien qué nos pasa y qué notamos, para que el personal  de diálisis que nos atiende pueda identificar si se trata de un síndrome de piernas inquietas y poder así tratarlo de forma específica.


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