Las
personas que padezcan insuficiencia renal crónica
y precisen acudir de forma periódica a diálisis sabrán de la costumbre que tenemos
los profesionales sanitarios de pesarlos antes y después de cada sesión. Ahora bien, ¿para qué se realiza este
procedimiento?, ¿tiene alguna utilidad determinar el peso de entrada y de salida
cada vez que se acude a dializarse?. En las próximas
líneas hablaremos sobre ello.
El contenido de agua en el organismo
De forma
general, se considera que aproximadamente el 60% de nuestro organismo está formado por agua. La mayoría
de este líquido se encuentra en el
interior de las células (40%),pero un porcentaje
del mismo se distribuye en los espacios que unen unas células con otras ( donde si aumenta mucho su cantidad se
producirá hinchazón de tejidos o edemas), representando un 15%, o en el interior de los vasos sanguíneos en forma de sangre, lo que constituye tan sólo un 5% del peso corporal total de una persona adulta.
En
condiciones normales el contenido de líquido del organismo permanecerá constante. Pensemos un momento, en la siguiente situación: en un día frío de invierno nos encontramos con unos conocidos y, como
tenemos tiempo de charlar con ellos, nos tomamos dos cafés con leche, después un par de refrescos de
naranja y finalmente, unos refrescos de cola con unas tapas de jamón. ¿Qué hará nuestro organismo con el
exceso de líquido? Eliminarlo,
absolutamente nada de ello pasará a la sangre, ni al espacio
intersticial (entre las células) o al intracelular. En
cambio, nos veremos obligados a realizar varias
visitas seguidas al urinario más cercano ya que nuestros riñones producirán gran cantidad de orina.
Pero, y
en las personas que padecen insuficiencia renal crónica,¿ qué pasaría en una situación similar?
El control del
contenido de agua del organismo en personas que precisan diálisis
En el
caso de padecer insuficiencia renal crónica avanzada precisando
tratamiento mediante hemodiálisis o diálisis peritoneal el tema no es tan sencillo. Al no
funcionar los riñones la eliminación de líquido no es posible y la única forma de hacerlo es en el momento en que se está conectado a la máquina en el caso de la hemodiálisis o mediante cada intercambio en el caso de la
peritoneal. Centrándonos en la primera de las técnicas, el proceso sería el siguiente: una persona
sale de diálisis un lunes a las 20 horas,
en ese momento su cuerpo no presenta sobrecarga de volumen (no le sobra líquido) ya que nos hemos
preocupado de ajustar los parámetros de la máquina para eliminar el líquido
que estimamos le sobraba. En esa situación su peso es A. Durante las
siguientes horas la persona comerá y beberá (con mucha moderación), pero al no orinar, prácticamente todo el volumen de
líquido que ingiera se acumulará en su cuerpo con lo que cuando acuda a dializarse el miércoles a las 15 horas pesará
A+2, es decir habrá ganado 2 kg en 43 horas. Esa
ganancia de peso es exclusivamente de
agua, nadie gana en tan pocas horas 2 kg de grasa por muchos atracones de comer
que se de. Con ello, durante la sesión
de diálisis el objetivo será volver a conseguir el peso A al final de la misma, con lo
que programaremos la máquina para ello, repitiendo de
esta manera el proceso cada vez. Pues bien, el peso objetivo final al que
ajustamos la sesión de diálisis, es decir el peso de una persona sin exceso de líquido es lo que se llama peso seco.
¿Cómo
se ajusta el peso seco?
Para
calcular el peso seco de una persona aún se sigue realizando a ojo,
es decir, observando cómo pasa las sesiones de diálisis y el periodo posterior, de modo que si se encuentra con una tensión
arterial muy alta o con muchos edemas, indicará que a la persona le sobrá líquido, con lo que habrá que ir disminuyendo poco a
poco el peso final de cada día de diálisis hasta que desaparezcan los síntomas. Por el contrario, si el paciente presenta mucha sed
o se encuentra mareado con tensión arterial muy baja ello es
signo de que estamos dejandole con demasiado poco líquido al final de la sesión de diálisis, con lo que habrá que aumentar el peso seco.
Todo ello es debido a que como comentaremos en el siguiente apartado el peso seco no es fijo sino que en una
misma persona puede variar a lo largo del tiempo, aunque los cambios no son de
un día para otro.
Además, cabe señalar que en muchas unidades de diálisis se está comenzando a emplear
aparatos de bioimpedancia que miden la composición
grasa, muscular y de agua del organismo y ayudan a ajustar el peso seco.
¿Por qué varía el peso seco?
Anteriormente
hemos señalado que las ganancias de
peso entre una sesión de diálisis y otra son debidas exclusivamente a líquido. Sin embargo, como comentábamos en el apartado anterior el peso seco también puede modificarse, aunque sus variaciones son mucho más lentas, por lo que debemos ajustarlo de manera continua.
Pensemos
un momento en la siguiente situación: una persona de diálisis se pone enferma con una fuerte gripe y durante esos días por la fiebre come muy poco. Al cabo de unos días habrá perdido peso con lo que
deberemos bajar el peso seco sino queremos dejarle todos los días con sobrecarga de líquido (tensión alta, hinchazón de piernas)... Pasadas unas
semanas vuelve a recuperar el apetito y observamos que se encuentra algo
mareado, con tensión baja lo cual será indicativo de que debemos volver a subir el peso seco.
Por tanto, el peso seco variará en función
de la cantidad de alimentos que comamos, si bien las variaciones no se manifestarán
de modo inmediato, sino al cabo de días
o semanas.