En ésta y en siguientes entradas vamos a hacer un repaso a
la medicación que se utiliza en el trasplante renal para evitar un posible rechazo: los
inmunosupresores. Hablaremos de para qué sirven, cómo deben tomarse, qué
posibles efectos secundarios tienen y cómo se combinan habitualmente estos medicamentos.
El sistema inmune y
los inmunosupresores
Uno de los problemas más importantes tras haber recibido un
trasplante renal es el de la aparición de un posible rechazo. Esto sucede
porque nuestro cuerpo tiene un sistema de vigilancia encargado de reconocer y
eliminar todo aquello que le es extraño,
esto es, el sistema inmune.
Funciona como un ejército que defiende las fronteras frente a invasores
extraños (como pueden ser bacterias, virus, hongos…) los cuales, de no existir
el sistema inmune acabarían en poco tiempo con el funcionamiento del cuerpo,
produciendo la muerte.
Pero el problema, es que el riñón trasplantado también es
extraño al organismo, al ser originario de otra persona, y por tanto, el cuerpo activa de
inmediato sus defensas para destruirlo. Sin ninguna medicación que lo frene, se produciría un rechazo masivo que conduciría a la pérdida de ese nuevo riñón. Es por ello, que la persona trasplantada debe tomar de por vida unos
medicamentos llamados inmunosupresores, que sirven para inactivar al sistema
inmune y así evitar un posible rechazo. Es como si para evitar que ese ejército
dispare a nuestro espía que va a atravesar la frontera disfrazado de enemigo lo
que hacemos es reducir la guardia de fronteras. No podemos quitar a todos porque si
no, estaríamos expuestos a cualquier invasión, como sucede en nuestro cuerpo
donde si nos pasamos disminuyendo la actividad del sistema inmune, habrá un
riesgo altísimo de que entren virus y bacterias provocando una infección muy
seria. Por ello, lo fundamental será mantener un equilibrio entre la
inmunosupresión que impida un rechazo, pero sin aumentar de manera importante
el riesgo de infecciones.
La inmunosupresión va
variando a lo largo del tiempo, pero nunca desaparece
Lógicamente, al principio, en los primeros días tras la operación de trasplante renal, el riesgo de rechazo es altísimo,
ya que, como hemos señalado anteriormente, estamos introduciendo en nuestro cuerpo un órgano totalmente extraño a
nosotros. Es por esto, que en este momento la dosis de inmunosupresión es máxima,
y conforme va pasando el tiempo se va disminuyendo progresivamente, ya que el organismo va acostumbrándose de manera parcial al nuevo órgano, aunque como el
riesgo de rechazo siempre permanece latente, habrá que tomar medicación
inmunosupresora de por vida .
Algunos tipos de
medicación inmunosupresora
Aunque en futuras entradas hablaremos un poco más en detalle
de los tipos de inmunosupresores y sus posibles efectos secundarios, citaremos
ahora los más usados y el nombre por el que están comercializados en España.
- -Prednisona (Dacortin) (sobre este medicamento
recomiendo leer un muy buen artículo del blog Crónicas de una enferma crónica)
- - Ciclosporina ( Sandimmun )
- - Tacrolimus ( Advagraf, Prograf)
- -Micofenolato de mofetil/Ácido micofenólico ( Myfortic, Cellcept)
- - Azatiporina ( Imurel)
- - Everolimus ( Certican)
- - Sirolimus ( Rapamune)
Para saber más sobre el tema de los inmunosupresores,
recomiendo visitar algunas entradas de blogs amigos como el de Esther Garcia
Schmah: Crónicas de una enferma crónica
y el de Ana Hidalgo: Vivir con insuficiencia
renal.
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