viernes, 13 de julio de 2012

las infecciones en diálisis: (I) hemodiálisis



Uno de los problemas más frecuentes que pueden surgir en diálisis  es la aparición de infecciones de distinto tipo. En muchos casos pueden tratarse de situaciones muy graves que pueden incluso causar la muerte de la persona. Sin embargo, contamos con armas muy poderosas para luchar contra ellas como son antibióticos potentes administrados solos o en combinación según el tipo de germen que nos afecte. En esta entrada nos centraremos en las infecciones que pueden aparecer en hemodiálisis (con especial atención para aquellas que afectan a la fístula o al catéter) dejando para una entrada posterior las infecciones de diálisis peritoneal.



Infecciones en hemodiálisis



Hay que tener en cuenta, en primer lugar,  que en los pacientes en hemodiálisis las infecciones pueden ser más graves que en una persona sin insuficiencia renal crónica. Ello es debido a que su sistema defensivo ante los gérmenes es más débil ( por la propia insuficiencia renal) y además están expuestos a más bacterias (fundamentalmente por medio de la fístula o el catéter, ya que, aunque se extremen las medidas de higiene siempre puede entrar algún microorganismo (aunque evidentemente la aplicación de estas medidas evitarán en gran medida las infecciones). Por otro lado, si la infección llega a la sangre, durante la sesión de  diálisis se estará moviendo por todo el organismo, ya que el propio circuito estará desplazando sangre con gérmenes incluidos pudiendo producirse una situación bastante peligrosa. Por todo ello ante cualquier infección se debe ser más agresivo que en personas sin insuficiencia renal crónica, con tratamientos antibióticos más fuertes y prolongados y como consejo a las personas que acudan a dializarse habitualmente: ante cualquier síntoma de infección como fiebre, tos, estornudos, dolor de garganta, dolor de estómago, nauseas, vómitos, diarrea, o alteraciones en el catéter o en la fístula....comuníquelo inmediatamente a algún miembro del personal sanitario que le atiende habitualmente para poder atajar cuanto antes la infección.









Infecciones de catéter y fístula



Si bien las infecciones pueden afectar a cualquier órgano y aparato (al igual que en personas sin insuficiencia renal), la causa más frecuente en personas en diálisis es la infección del acceso vascular, es decir, de la fístula o el catéter. Ello es así porque son zonas que se manipulan mucho (en cada sesión de hemodiálisis) y además se encuentran en contacto externo; aunque con unas medidas básicas de higiene y cuidado se pueden reducir de manera importante la frecuencia de estas infecciones.



Fistula



En el caso de la fístula, la infección se detectará si hay enrojecimiento de la zona de punción, supuración, calor importante o fiebre. Para prevenirla será fundamental una adecuada higiene con lavado de la fístula con agua y jabón, lavado de manos antes de la conexión, uso de guantes y mascarilla por parte del personal sanitario que conecta al paciente a la máquina, así como usar antisépticos como clorhexidina o povidona yodada en la zona donde se puncione. En personas que son portadores en la nariz de un germen llamado Staphylococcus aureus se debe iniciar tratamiento con una crema nasal para intentar erradicarlo, ya que se ha comprobado que la presencia de este germen en la nariz del paciente es un factor de riesgo para la infección de la fístula y catéter (imaginemos qué pasaría con un estornudo accidental sobre ella).

Si ya ha aparecido la infección deberá tratarse con antibióticos y cambiando la zona de punción para no hacerlo sobre la zona infectada.
En el caso de tratarse de una fístula con prótesis dentro de ella (aquellas en las que no se pueden unir directamente la vena y la arteria y requieren la colocación de un tubo de plástico para ello), la infección puede ser más grave y requiere medidas más enérgicas ya que si se ha infectado la prótesis (enrojecimiento generalizado) obligará a su extracción por el alto riesgo de extensión generalizada de la infección pudiendo desembocar en una sepsis muy grave.





Catéter



Es más frecuente la infección en catéteres temporales que en permanentes, motivo por el cual deben reducirse al máximo el tiempo que se encuentran colocados los primeros, reservándose su uso sólo para situaciones de urgencia. En el caso de los catéteres permanentes la frecuencia de aparición de infecciones es más baja, aunque en ocasiones se trata de situaciones muy graves.

Es frecuente que gérmenes que habitan habitualmente en la piel sean los que produzcan la infección, de ahí la importancia de una adecuada higiene corporal. Se preferirá siempre la ducha al baño, teniendo especial cuidado de no mojar la zona próxima al catéter.

Los síntomas de infección son: dolor, enrojecimiento, salida de pus, fiebre... pudiendo afectar a la salida del catéter al exterior o al túnel de debajo de la piel por donde se coloca el catéter. El tratamiento será mediante antibióticos en crema  en la zona infectada en caso de infecciones muy leves y en los supuestos más graves por vía oral o intravenosa. En caso de muy mala evolución habrá que retirar el catéter y colocar otro en diferente localización.









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