miércoles, 15 de octubre de 2014

¿Se puede ayudar a controlar la tensión arterial disminuyendo el sobrepeso?



La pregunta que traemos hoy a esta entrada, puede parecer a priori un poco ilógica , ya estamos hablando de dos situaciones totalmente diferentes: la hipertensión y la obesidad. Además, afortunadamente,  ni todas las personas que presentan problemas de tensión elevada tienen sobrepeso, ni por el hecho de tener unos kilos de más,  obligadamente se es hipertenso. Pero, a pesar, de ello, existen cada vez más evidencias en el sentido que la obesidad podría ser un factor de riesgo para el desarrollo de hipertensión. A continuación, hablaremos un poco más de ello.



A más peso, más riesgo de tensión elevada

En la década de los 90 se publicaron los datos de un estudio norteamericano, donde se habían seguido más de 80000 mujeres relacionados con el ámbito sanitario desde 1976 y se había visto su evolución en cuanto a valores de tensión arterial y peso (entre otras muchas otras variables). Los resultados no dejaban lugar a dudas: las mujeres que ganaron más peso durante los  años de seguimiento fueron las que desarrollaron con más probabilidad hipertensión arterial. E inversamente, en aquellos casos en que hubo un importante descenso de peso, la posibilidad de tener un futuro problemas de tensión arterial elevada fue menor.


Otro hecho a tener en cuenta, además, es que parece ser que el riesgo de desarrollar hipertensión arterial es especialmente importante en aquellos casos de obesidad central, consistente en  acumulación importante de grasa en la región abdominal, frente a aquellas personas en los que se acumula en otras regiones. Es decir, que el mayor riesgo de tener problemas de tensión arterial elevada, se produce con grandes aumentos de peso, y especialmente si la grasa se ha acumulado en torno al abdomen. Diversos estudios han mostrado que en estos casos, igualmente el riesgo de sufrir un proceso cardíaco (como una angina o un infarto) es más elevado  con lo cual habrá que vigilar muy estrechamente a las personas que padezcan estos problemas e insistirles en la pérdida de peso.
 

¿Por qué se relacionan el sobrepeso y la hipertensión arterial?

Parece ser que no hay un único mecanismo que intervenga en esta relación. Por un lado, las personas con sobrepeso tienen mayor volumen de sangre circulante y una mayor activación de unas hormonas llamadas renina-angiotensina-aldosterona, lo cual son dos mecanismos importantes en el desarrollo de la hipertensión. Además, parece haber un cierto grado de daño en los riñones (más cuanto más severo y más tiempo lleve el  sobrepeso), que contribuye a la elevación de la presión arterial. Por último, la grasa acumulada tiene un papel muy relevante en el desarrollo de hipertensión arterial asociada a obesidad.


¿Y si se pierde peso, se puede controlar mejor la tensión arterial?

La respuesta a esta pregunta sería claramente SÍ. Hay evidencias importantes que afirman que el descenso de peso en personas con hipertensión arterial, es una de las medidas más eficaces para lograr un buen control de la tensión arterial. De hecho,  algunos estudios han señalado que mientras nos encontremos por encima de nuestro peso ideal una reducción de 10 kg, puede suponer un descenso de entre 5 y 20 mmHg de presión arterial, lo cual es una cifra bastante significativa. Además, en algunos casos se puede reducir de manera importante la cantidad de medicación necesaria para controlar la tensión  arterial,  lo cual también es un beneficio añadido.



¿Cómo se puede perder peso?

Ésta es una pregunta bastante difícil de responder, ya que cada persona es totalmente diferente a otra, y lo que en unos casos sirve, quizá en otros no sea tan útil. No obstante, como consejos generales podemos señalar:
-   huir de dietas milagro y buscar siempre consejo en algún profesional. De nada sirve perder unos kilos si con ello estamos provocando un problema en nuestro organismo



-   pensar que lo importante es mantenerse. De nada sirve perder 10 kilos si al mes, volvemos a comer igual que antes y hemos recuperado lo perdido. Es fundamental para ello cambiar los hábitos que nos han hecho engordar, por ejemplo si desayunamos un bollo relleno de chocolate, será bueno cambiarlo por una tostada con aceite, pero no durante un mes para luego volver al bollo, sino de manera permanente

-   acompañar siempre la dieta con algún tipo de ejercicio moderado y eso si, regular. De nada sirve correr un día 10 km sino se vuelve a repetir, será mucho más útil correr de firma regular 3 km



-   es importante la motivación a la hora de hacer una dieta, el pleno convencimiento de que lo vamos a lograr. Y, sobre todo, animarse mucho ante los logros alcanzados, si hemos perdido 4 kg, por ejemplo, eso tiene que animarnos para seguir en la misma linea y decirnos a nosotros mismos: SÍ, SE PUEDE.

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